La Ilíada. La Dureza de la Guerra

 Hace unos días en clase estuvimos leyendo un fragmento de la Iliada, más concretamente leímos el fragmento en el cual Héctor abandona su casa para ir a la guerra aún sabiendo el dolor que le genera a su mujer y su hijo.


El fragmento en sí es un diálogo entre Héctor y Andrómaca en el cual esta última le expresa a su marido el profundo dolor que siente cada vez que se marcha pensando en que no volverá. Él la contesta que si, que lleva razón, que tiene que ser duro pero que a él le daría vergüenza que el pueblo le viera como un cobarde que huye de los conflictos. Finalmente, Héctor abraza a su hijo y le reza a los dioses del Olimpo para que su hijo sea, como mínimo, tan bueno como él en combate y se marcha.


Mi opinión respecto a este texto es bastante imprecisa. Es difícil verlo y analizarlo imparcialmente con los ojos de hoy en día y por eso opino lo siguiente: Andrómaca tiene razón por el mero hecho de que será ella la que sufra la pérdida y la afectaría mucho, hasta tal punto de que la costaría vivir con tanta pena, pero, por otro lado, hay que entender que el orgullo guerrero de aquella época son como los seguidores en las redes sociales hoy en día. Tu reputación (en caso de ser hombre y pertenecer al ejército) se basaba en tus logros como guerrero. Eso junto a las ganas de defender su ciudad hicieron que Héctor tomase aquella decisión, que, sin saberlo, dejaría una viuda y un huérfano por el camino.


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