Safo, dureza poetica

 Hace tiempo leímos algunos poemas y me gustaría hablar de uno que a mi en concreto me pareció interesante.

Me parece semejante a los dioses aquel que frente a tí está sentado y te escucha cerca de ti, que cantas dulcemente una historia y ríes amable; tu risa me ha desgarrado el corazón en el pecho. Pues cuando te miro a ti un instante, entonces me parece que no puedo decir ni una palabra más, sino que silenciosamente mi lengua se ha roto ,y de pronto un fuego sutil se ha extendido bajo mi piel, no veo nada con mis ojos y mis oídos zumban. Un sudor frío me resbala hacia abajo y un estremecimiento se apodera de todo mi cuerpo. y estoy más pálida que la hierba, y me parece que me falta poco para estar muerta. Eros me sacudió el alma como un viento que en la montaña sacude los árboles. Llegaste, lo hiciste y yo te deseé ardientemente y helaste mi corazón, encendido en deseo.


Me parece curioso e importante remarcar el deseo que se consigue describir y notar un deseo claro a la chica de la que está hablando, aquella de la que hala como si fuese la mismísima diosa Afrodita, viendo como despierta distintas sensaciones físicas y la desea de una forma muy evidente que se nota a lo largo del poema sin metáforas ni nada similar

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