La metamorfosis

 Hace ya un tiempo leimos en clase la metamorfosis de Kafka, que trata sobre un hombre que se despierta siendo una cucaracha gigante, y el hombre en vez de preocuparse por eso se preocupa mas por los posibles problemas que le traiga el no ir a trabajar, o llegar tarde a su trabajo, lo cual me parece curioso porque me parece que puede ser un buen ejemplo sobre todas esas personas que son consumidas casi al completo por su trabajo y no se preocupan de problemas mayores, aunque eso es solo un pensamiento sobre ese fragmento que leimos en clase.

Por otro lado luisa nos pidió que escribiesemos una historia por nuestra cuenta y eso hice, os la dejo a continuacion:

Me desperté, y el ya no estaba, bueno, no me desperté por mi cuenta, me despertaron unos gritos atronadores de mi madre, unos gritos que perfectamente podrían haber hecho despertarse al mismísimo diablo, asustado fui corriendo al salón y ahí lo vi todo.
Atocha, un tren, o lo que quedase de el, 500 heridos graves y 80 muertos localizados en ese momento, entre ellos, mi padre.
Esa mañana se había despertado entusiasmado por ir a su nuevo puesto de trabajo y madrugó más de lo normal, me dio un beso de despedida sin saber que sería el último, desayunó con mi madre, y se fue no sin antes despedirse del perro, que miraba desolado a mí madre y a la tele, como si entendiese todo mejor que nosotros.
Por su madrugón llegó de los primeros al tren, se sentó encima de una mochila sin saber que pasaría, bueno, una mochila no, la primera que explotó, mi madre estaba destrozada, no paro de llorar las veinticuatro horas del día, yo por otro lado, no solté ni una lágrima por mi pobre padre, no me lo podía creer, seguía pensando que el volvería, simplemente pensé que mañana sería otro día y que eso era una pesadilla.

A la mañana siguiente me desperté, y el ya no estaba, hemos intentado reconocer el cadáver de nuestro padre, lo reconocí yo, no quise que mi pobre madre viese tal masacre.
Salí a pasear al perro pero el no quería, faltaba su amigo.
Intenté dar una vuelta con mis amigos, pero fue imposible, <No son necesarias las condolencias, se lo que le ha pasado a mi padre> le dije a Nadia cuando solo intentaba darme un abrazo diciendo que sentía lo que pasó <por que lo sentirías? Tú padre no está muerto>
Apuesto que debe de pensar que soy un imbécil, y se que tiene razón, pero simplemente es imposible que le pasase eso a él, un hombre que nunca levantó la voz a un animal ni a su hijo, aunque me lo mereciese, que nunca le puso encima la mano a alguien si no era


 para abrazarle, mi abuelo, que en paz descanse, desarrolló alzheimer antes de mi nacimiento, el nunca se separó de su lado aunque no le reconociese, mi héroe no podía estar muerto.

Me desperté, y yo ya no estaba. Había pasado ya un mes, y no podía hacer vida normal, dejé a mis amigos de lado aunque ellos se esforzaban por no dejarme a mí, al menos, la mayoría.
Deje de lado mis gustos y aficiones, simplemente les dejé de ver la gracia, mi skate se lo regalé a Javi, mis guantes de fútbol los doné, los balones que tenía los vendí todos menos una firmada por casillas, un balón que me consiguió mi padre en un partido en el Bernabéu, era el único tesoro suyo que me quedaba, y las consolas? Bueno, alguien las compraría en algún momento.
El perro no comía, sabía que su mejor amigo nunca jamás volvería a jugar con el ni a darle un paseo, siquiera a regañarle
Eso era algo que el perro y yo teníamos en común, mi cuerpo rechazaba toda comida, incluso si conseguía quedar con Nadia y me invitaba a comer acababa expulsando todo a los minutos mientras ella me sujetaba, siempre estuvo a mí lado, y siempre lo iba a estar, o eso creía.

Me desperté y ellos ya no estaban, lo conseguí, pude separar a mis amigos de mi, deben de pensar que soy lo peor que les pasó nunca, nadia ha estado conmigo en cada momento, pero la quiero demasiado como para hacerle esto, y mi último acto de cariño hacia ella, fue hacer que me odiase.
El perro está en la veterinaria con mi madre, ambos sabemos que el no va a salir de ahí pero ella se aferra a que si, y ojala sea verdad y pueda hacernos un poco felices... Solo un poco más.

Me desperté y ella, ya no estaba. Mi madre ya no lo era, mi madre dejó de ser la misma hace 6 meses cuando esa bomba explotó, cuando mi padre murió su sonrisa desapareció, esa mujer risueña, algo mandona pero amable, de no tanta paciencia pero mucho aguante, mi madre, la mejor madre que jamás podría haber deseado, murió ese 11 de marzo junto a mi padre y las otras 193 personas que en paz descansan ya.
Ella dejó de ser buena conmigo, y no la culpo, no podía serlo siendo como yo mismo estaba siendo, muchas veces llegó a dejarme caer que si yo no hubiera nacido el no tendría que haber cogido ese empleo, que el no estaría muerto, y tenía razón, aunque duela es verdad.
Esto simplemente era superior a mi, mi padre me había enseñado que la retirada casi siempre era de cobardes, sobre todo si era una sin retorno, pero no podía seguir así, quizá a mí madre le haría feliz, quizá mis antiguos amigos no sufrirían por mi, y quizá solo quizá, así podría estar con mi padre de nuevo.
Papel y boli, un par de horas escribiendo de madrugada y un lugar pensado, le dejé a mi madre una carta, le di un beso de despedida sin que ella supiese que sería el último, pase por casa de Nadia y de Javi y dejé las cartas, los únicos que me habían soportado hasta el final y a los únicos a los que les pedire perdon por lo que voy a hacer.
Quedan unos 10 minutos para que pase el tren, uno similar al de ese día, simplemente me senté y esperé el momento.

Mi madre se despertó, y yo ya no estaba.

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